Después de años de adelantos misteriosos, anuncios fragmentados y una comunidad con la expectativa en alto, Death Stranding 2: On the Beach por fin aterriza oficialmente este 26 de junio en PlayStation 5. Es la secuela directa del título que en 2019 dividió opiniones: para algunos fue una obra maestra emocional, para otros, una larga caminata con mochila en mano. Esta vez, Hideo Kojima vuelve a jugar con los límites del videojuego, pero también escucha a quienes lo han criticado.
Desarrollado por Kojima Productions y publicado por Sony, el juego continúa la historia de Sam Porter Bridges en un mundo postapocalíptico donde la supervivencia depende de volver a conectar lo que quedó roto. La gran novedad: esta vez el viaje se traslada a nuevas zonas del planeta, con mapas que incluyen México y Australia. La ruta cambia, el terreno también, y el diseño de mundo abierto es ahora más variado, con caminos múltiples y obstáculos más desafiantes.
Una de las críticas más recurrentes a los juegos de Kojima ha sido la duración de sus escenas de video. Desde los tiempos de Metal Gear Solid 4, donde una cinemática superó la hora de duración, los jugadores le han pedido al director japonés más equilibrio entre historia y jugabilidad. En esta entrega, sin hacer grandes alardes, se introduce un pequeño cambio con mucho significado: ahora se puede ver cuánto tiempo queda de cada cinemática. Basta con presionar el botón Options para que aparezca una barra de progreso que indica cuánto queda por ver. No entrega minutos exactos, pero al menos da una idea de si es buen momento para moverse del sillón o no.
Desde el primer momento se nota el salto técnico. Death Stranding 2 aprovecha al máximo la potencia de la PS5 con mejoras visibles en iluminación, modelado de personajes, efectos de clima y biomas mucho más ricos. Selvas, desiertos, montañas y tormentas forman parte de un mundo que, si bien conserva el tono melancólico del original, ahora se siente más vivo. Y el mando DualSense lo acompaña con cada vibración, cada paso y cada momento clave.
El combate sigue siendo opcional en teoría, pero esta vez cobra más protagonismo. Hay misiones que requieren enfrentarse directamente a enemigos, incluyendo a los ya conocidos entes sobrenaturales. Además, el sistema de carga se ha renovado y se han sumado nuevas herramientas para la exploración. El resultado es una experiencia más ágil, aunque sigue siendo profunda y exigente. El elenco también se amplía, con la participación de Elle Fanning, Shioli Kutsuna y Luca Marinelli, entre otros.
Esa es la pregunta que sobrevuela toda la trama. Sam vuelve a salir al mundo para intentar salvar a la humanidad, pero esta vez no solo por encargo, sino con una motivación más personal. Aunque la estructura general del juego se mantiene similar a la del primero, ahora se siente más pulida, con mejor ritmo y más caminos para decidir cómo avanzar. Puede que algunas situaciones se repitan o que la sorpresa ya no sea la misma, pero la sensación general es la de una secuela sólida y bien pensada.
Death Stranding 2: On the Beach no pretende agradar a todos, pero sí ofrece una versión más madura de su propuesta original. Menos pretenciosa, más consciente de su audiencia y con mejoras que se agradecen. No es solo otro juego de Hideo Kojima. Es un paso más en su forma tan particular de contar historias, una que ahora, por momentos, también te deja respirar.
Con un 90 de puntaje en el sitio estadounidense Metacritic, basado en más de 100 reseñas, Death Stranding 2 llega bien respaldado por la crítica. Para muchos, es la prueba de que Kojima lo volvió a hacer.
La jugabilidad mantiene su sello único. Aunque incorpora más acción que el primer juego, el enfoque sigue siendo la estrategia, el movimiento cuidadoso y la conexión con el entorno. No se trata solo de correr y disparar: cada paso debe ser pensado, la mochila bien equilibrada y el terreno respetado, porque el mundo no perdona errores. El desafío viene más del diseño y la planificación que de la dificultad pura.
Este no es un juego para todos. Su ritmo es pausado y reflexivo, muy distinto al ritmo frenético típico de los juegos de acción. En lugar de empujarte a avanzar rápido, te invita a detenerte, analizar el entorno y elegir con calma la mejor ruta. Esa pausa no es una falla, sino parte esencial del viaje. Hay un gran equilibrio entre la acción y las caminatas solitarias que te hacen contemplar el paisaje.
Kojima construyó una experiencia que se vive paso a paso, donde cada entrega, cada encuentro y cada tramo recorrido tiene un peso narrativo y emocional profundo. Puede desconcertar por lo extraño y simbólico, pero si logras conectar con sus reglas y silencios, descubrirás una historia que no se parece a ninguna otra.
DS2 es toda una experiencia: Ya sea jugando con sigilo o entrando con todo (aunque eso tendrá sus consecuencias), te enfrentarás a enemigos fuertemente blindados, condiciones climáticas extremas y un entorno más hostil y realista. A medida que avanzas, irás desbloqueando herramientas, enfrentando criaturas peligrosas y adaptándote al ciclo día-noche, que influye directamente en cada misión. El mundo se siente más vivo, con una comunidad activa y funciones sociales que siguen siendo parte clave de la experiencia.
También, nuevos personajes entran en escena y amenazan con quitarle protagonismo a Sam (pero no queremos hacerte spoilers, por lo cual te toca averiguarlo por tu cuenta), los cuales seguramente se ganarán tu atención. Además, los enemigos y jefes presentan patrones de movimiento renovados que elevarán el desafío. Todo esto corre con un rendimiento estable y un nivel gráfico que roza la excelencia.
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Y tú, ¿estás listo para volver a caminar con Sam? ¿Qué esperas de Death Stranding 2? ¿Más acción, una historia aún más profunda o simplemente reencontrarte con ese mundo tan único? Te leemos en los comentarios.
