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La disputa entre YouTube TV y The Walt Disney Company se intensificó esta semana cuando Disney solicitó que YouTube TV restableciera temporalmente el canal ABC por 24 horas con motivo de la cobertura de las elecciones en EE.UU., tras no lograr un nuevo acuerdo de distribución.
En respuesta, YouTube TV (propiedad de Google LLC) envió un correo interno dirigido a los ejecutivos de Disney en el que dejó claro que sus propias métricas muestran que “la gran mayoría de sus suscriptores optan por no ver ABC en los días electorales”, por lo que reinstalar el canal temporalmente podría causar confusión entre los usuarios.
Para los más de suscriptores de YouTube TV, la ausencia de canales de Disney (incluyendo ABC y las redes ESPN) significa menor acceso a eventos de noticias en vivo y deportes que tradicionalmente generan alto consumo.
El argumento de YouTube TV es que existe suficiente cobertura alternativa en su plataforma y en YouTube, lo que disminuye la presión de desbloquear los canales sin un acuerdo; sin embargo, para Disney este bloqueo representa una estrategia de negociación agresiva.
La situación plantea interrogantes sobre la futura dinámica de licencias y retransmisión de contenidos en la era del streaming. Por un lado, Google/YouTube demuestra que los datos de visualización pueden dictar el valor de los canales tradicionales frente a una audiencia que migra a otras plataformas.
Por otro lado, Disney busca asegurar la presencia de sus canales clave (ABC, ESPN) para mantener su valor de marca y poder de negociación con distribuidores. Si se prolonga el bloqueo, podría verse una consecuencia negativa para ambas partes: pérdida de suscriptores por parte de YouTube TV y debilitamiento del alcance lineal para Disney.
Aunque este conflicto se centra en el mercado estadounidense, los ecosistemas latinoamericanos deben observar con atención cómo se redefine el valor del contenido premium. En Chile, donde las plataformas de streaming conviven con canales tradicionales y TV paga, este episodio puede acelerar decisiones sobre negociaciones de derechos, subidas de precios, o incluso el replanteamiento de alianzas con plataformas OTT.
Para los usuarios, sirve como recordatorio de que la escasez de un canal puede no solo responder a decisiones técnicas, sino a estrategias corporativas de negociación de gran escala.